El viernes vi Regresión, lo nuevo de Alejandro Amenábar, y no pude evitar vomitar mi opinión apresurada en Facebook, una opinión que sostengo días después.

Esta es una película que entretiene y mantiene pegado al sillón al ávido espectador que, llegado el final, puede sentirse sorprendido o, como ha sido mi caso, en parte engañado. El director juega con nuestras mentes para poner el punto y final con lo que yo considero un Deus Ex Machina monumental, una conclusión que me evoca otros films como Mindscape y cuyas explicaciones y giros argumentales, en mi humilde opinión, incurren en una falta de coherencia interna. He sentido una regresión, sí, a los últimos acordes de la primera temporada de True Detective, el final de La isla mínima y Mindscape. La música es efectiva, la fotografía impecable (en la línea del videojuego Heavy Rain. Grandioso en fondo y forma) y las actuaciones son magníficas. Un buen producto que podría haber sido soberbio.

¿Me ha gustado? Indudablemente. ¿Ha cumplido mis expectativas? No.

Lo mejor: la fotografía y las actuaciones.

Lo peor: un final que no convence.